En México padecemos un retraso de por lo menos 10 años en cuanto a tecnologías enfocadas a la educación, lo que representa un gran reto para el desarrollo educativo nacional aseguró Fernando Macedo Chagolla, Jefe de la División de Ciencias Físico-Matemáticas y de las Ingenierías en la Facultad de Estudios Superiores, Aragón.
Macedo explicó que hay una precaria oferta educativa a nivel superior, donde dadas las actuales condiciones del país, el gobierno apenas puede garantizar la educación universitaria a 27 de cada 100 alumnos que estudian el bachillerato.
Durante la conferencia “Las TICs para la educación en entornos económicos emergentes”, impartida en la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería, Macedo agregó que bajo este panorama, es necesario realizar un cambio en los paradigmas tanto tecnológicos como educativos, pues la demanda educativa va incrementándose de manera exponencial.
Para ello, las modalidades de educación a distancia y de enseñanza masiva, donde se brinda educación en línea, resultan una opción económica y de gran calidad para cubrir muchas necesidades educativas; es ahí donde el Sistema de Educación a Distancia de la UNAM, del IPN o la recién creada Universidad Abierta y a Distancia, cobran relevante importancia para satisfacer estas demandas.
Para ello, es necesario que la plataforma tecnológica en México mejore, señala Macedo Chagolla.
“Tienen que cambiar las condiciones para poder tener una mayor y mejor trasferencia de datos y de información. Actualmente en poblaciones que se encuentran al interior de la república, donde apenas llega el servicio de internet, no pueden realizar correctamente transmisión o recepción de videos o imágenes, debido a la poca calidad del servicio. Es fundamental que mejore la infraestructura en telecomunicaciones para poder llegar a los sitios más apartados del país”, explicó.
Al mismo tiempo, señala que no basta con poder tener una buena plataforma tecnológica, sino que los contenidos que se transmiten deben de contar con parámetros pedagógicos y educativos de gran calidad.
Se deben crear esquemas donde el alumno pueda apropiarse del conocimiento a través de la misma tecnología.
Finalmente, señaló que en México se deben superar distintos retos que son fundamentales para lograr un avance en la materia:
Extender la infraestructura en telecomunicaciones;
Fomentar la penetración del internet en el sistema educativo;
Favorecer el desarrollo de plataformas bajo un enfoque que genere un aprendizaje significativo; y
Apostar por las nuevas tecnologías de la información y comunicación
TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Hoy en día hay que enfrentan la enorme tarea de mejorar la
enseñanza de las
ciencias para satisfacer las demandas y desafíos de una
economía globalizada. Las salas de
clase de la región deben ser transformadas en centros de
aprendizaje abierto que ofrezcan
programas de ciencias basados en la práctica, el
pensamiento y la realidad. Las tecnologías de
información modernas, si son utilizadas en forma apropiada, ofrecen a todos el potencial para
poder llegar a alcanzar la
vanguardia de la enseñanza de ciencias y. Para ello, se esta creando e implantación de
una red de
educación virtual utilizando los últimos conceptos e ideas de
la educación a distancia, de tecnologías avanzadas y modos apropiados de conectividad.
Este entorno cada día adquiere más importancia, porque para ser activo en el nuevo espacio social se requieren nuevos conocimientos y destrezas que habrán de ser aprendidos en los
procesos educativos.
Las
redes digitales son parte de ese
cambio social, pero hay que tener en cuenta muchas tecnologías coadyuvantes.
La
Pedagogía habla de educación para los
medios, de alfabetización audiovisual y de alfabetización informativa.
Las Nuevas Tecnologías posibilitan la
construcción de un nuevo espacio social.
Dicha transformación es lo suficientemente importante como para que pueda ser comparada con las grandes revoluciones
técnicas como la
escritura,
imprenta, que transformaron la educación.
El derecho a la educación universal tiene que ampliarse, porque los espacios sociales se han ampliado. Lo cierto es que el entorno digital emergente exige diseñar nuevas
acciones educativas, complementarias a las ya existentes.
No basta con enseñar a leer, escribir y hacer cálculos
matemáticos, además de introducir conocimientos básicos de
historia,
literatura y ciencias. Todo ello es necesario y lo seguirá siendo en los espacios naturales y urbanos en los que tradicionalmente se ha desarrollado la vida social.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
La
globalización ha sido favorecida y va acompañada de un amplio y vigoroso
desarrollo tecnológico, vinculado especialmente a las llamadas "nuevas tecnologías de información" e
internet, pero no es la
tecnología en sí. Lo cual, desgraciadamente, se confunde con mucha frecuencia.
Sin embargo, se encuentra prácticamente disponible para cualquier
persona o institución un conjunto de
herramientas de
hardware y
software para dar soporte a la actividad individual y organizacional en el marco de una concepción global. La convergencia de los medios tecnológicos (a diferencia de los conceptuales, que parecen tender hacia la diversidad), la
integración de
servicios como los de
telecomunicaciones, cable,
televisión e internet auguran una plataforma sólida en el futuro inmediato.
La globalización ha permitido, y muchas veces ha promovido, un cambio radical en la concepción de la "educación", asociada a expresiones como "la era de la información", "la supercarretera de la información", o "la sociedad del
conocimiento".
Hoy más que nunca, se puede percibir las limitaciones del enfoque educativo formal, centrado en la enseñanza, focalizado en el "aula
física" y con un instructor delante. Enfoque aún predominante en muchos países. Cuando un alumno conoce otros entornos y personas, cómo viven, qué piensan, qué
problemas enfrentan, cuán semejante o diferente es de ellos, y descubre qué fácil es lograrlo; las lecciones de
anatomía o las frías
ecuaciones de segundo grado caen por su propio peso. Tal vez sea prematuro sacar conclusiones, pero nadie podrá negar la
potencia y
valor educativo de una herramienta tan simple como el correo electrónico, para vincular e integrar personas.
La educación global requiere un cambio actitudinal importante en las personas a la par que una modificación de
políticas en las
instituciones, especialmente en las educativas y en los gobiernos.
Pareciera que a regañadientes, los gobiernos incrementan tímidamente los
recursos financieros para el llamado "sector educación". He ahí el problema, lo educativo es concebido como "un sector" que ahora requiere mayor
dinero que antes. Existe una explicación lineal insuficiente. Invertir en educación (instrucción para ser más precisos) de los
niños de hoy para que aprendan lo que la sociedad necesitará de ellos mañana.
La información que debe ser difundida a los estudiantes, por ejemplo, no puede continuarse difundiendo a través del "docente de aula", labor para la cual los maestros y cualquier otro profesional, cada día, son menos competentes. El enfoque de "centro educativo", donde se sostuvo siempre que era posible "encontrar" o tener acceso a todos los "recursos educativos" necesarios para la formación del alumno, hoy es obsoleto. Pues los recursos educativos actuales se hallan en la vida cotidiana y distribuidos por el mundo.
Incluso el rol de "facilitador" o "mediador" que parece ahora rescatarse para el maestro, puede ser insuficiente o erróneamente formulado, cuando la "educación" escapa a las "escuelas", cuando los niños -y los mayores también- aprenden y se forman en la vida cotidiana, en el hogar, en la calle, en la televisión, en
el trabajo, ... en internet.
ARGUMENTOS EN PRO Y EN CONTRA.
Entre los beneficios más claros que los medios de
comunicación aportan a la sociedad se encuentra el acceso a la
cultura y la educación, los avances tecnológicos y los beneficios que comporta la era de la comunicación en que vivimos arrojan un balance y unas previsiones extraordinariamente positivas. Sin embargo, algunos expertos han incidido en que debe existir una relación entre la información que se suministra y la capacidad de asimilación de la misma por parte de las personas. Por ello, es conveniente una adecuada educación en el uso de estos poderosos medios.
El saber cambia el mundo, y nuestro mundo está cambiando con la prontitud de los saberes
nuevos. Por eso apenas atinamos a decir que nuestra época es distinta Por ello la educación debe replantear sus
objetivos, sus metas, sus pedagogías y sus didácticas si quiere cumplir con su
misión en el siglo, brindar satisfactores a las necesidades del
hombre, como dice
Bill Gates en lo que trae el futuro" Las mismas fuerzas tecnológicas que harán tan necesario
el aprendizaje, lo harán agradable y practico. Las corporaciones se están reinventando en
torno de las oportunidades abiertas por la tecnología de la información, las escuelas también tendrán que hacerlo".
La virtualidad del saber no supone un saber-menos, o un saber-peor. Tampoco supone un saber-de-segundogrado o de segunda categoría. Antes bien, corresponde a una transformación de los procesos mediante los que se aprende, constata (anota) y explica el mundo, procesos que están en sintonía y dependencia con nivel de desarrollo de los medios tecnológicos del actual momento histórico.
Por ello, cada vez es preciso diseñar nuevos escenarios y acciones educativas, es decir, proponer una
política educativa específica para el entorno cibernético. Aunque el derecho a la educación universal sólo se ha logrado plenamente en algunos países, motivo por el cual hay que seguir desarrollando acciones de alfabetización y educación en el entorno real. Este exige diseñar nuevas acciones educativas.
Debemos proponernos capacitar a las personas para que puedan actuar competentemente en los diversos escenarios de este entorno. Por ello, además de aplicar las nuevas tecnologías a la educación, hay que diseñar ante todo nuevos escenarios educativos donde los estudiantes puedan aprender a moverse e intervenir en el nuevo espacio telemático.
Las redes educativas virtuales son las nuevas unidades básicas de dicho
sistema educativo, que incluye el
diseño y la construcción de nuevos escenarios educativos, la elaboración de instrumentos educativos electrónicos y la formación de educadores especializados en la enseñanza en el nuevo espacio social.
Las interrelaciones educativas en los entornos reales o naturales suelen ser presénciales, están basadas en la vecindad o proximidad entre los actores o interlocutores y requieren la coincidencia espacial y temporal de quienes intervienen en ellas.
En cambio, el espacio virtual, cuyo mejor exponente actual es la
red Internet, no es presencial, sino representacional, no es proximal, sino distal, no es sincrónico, sino asincrónico, y no se basa en recintos espaciales con interior,
frontera y exterior, sino que depende de redes electrónicas cuyos nodos de
interacción pueden estar diseminados en distintos lugares.
En el nuevo milenio, las redes telemáticas son la expresión más desarrollada del entorno virtual debido a su
carácter multimedia, muy importante a efectos educativos, y al grado de interactividad.
A través de las redes electrónicas es posible teletrabajar, entretenerse, investigar y hacer
arte, entre otras muchas cosas. El entorno virtual es un nuevo espacio social porque actividades sociales pueden desarrollarse en redes, no sólo en los hogares, instituciones o
empresas.
Al apoyar una política educativa específica para la aulística virtual no se pretende que vaya a sustituir la que ya se lleva a cabo en la sociedad actual. Las Universidades y escuelas seguirán existiendo.
Lo que podría ocurrir es que a los centros académicos se les superpongan redes educativas digitales a través de las cuales se desarrollarían procesos educativos del entorno virtual, complementarios a los entornos reales.
El derecho a la educación universal tiene que ampliarse, porque los espacios sociales se han ampliado. Lo cierto es que el entorno digital emergente exige diseñar nuevas acciones educativas, complementarias a las ya existentes.
Los cambios ya se vislumbran y llegarán otros que ni siquiera nos imaginamos. Tenemos que prepararnos para ese nuevo entorno lleno de oportunidades, pero también de incertidumbres. La tecnología y las telecomunicaciones en todas sus formas cambiarán la forma de vivir, de trabajar, de producir, de comunicarnos, de comprar, de vender. Todo el entorno será bien distinto. El gran imperativo será él prepararnos y aprender a vivir en ese nuevo entorno. Ante toda esta
dinámica, el
sistema educativo tiene un reto muy importante. Debe cuestionarse a sí mismo, repensar sus
principios y objetivos, reinventar sus metodologías
docentes y sus
sistemas organizacionales. Tiene que replantear el
concepto de la relación alumno -
profesor y el
proceso mismo del aprendizaje, los contenidos curriculares, además, revisar críticamente los
modelos mentales que han inspirado el desarrollo de los sistemas educativos.
Por lo anterior, la necesidad de repetir una y otra vez, hasta la saciedad, algunas de las ideas
innovadoras sobre las que se ha logrado un cierto consenso a lo largo de los años, aunque con muy escasos resultados aún en el sistema educativo, desde la educación infantil hasta la educación universitaria.
Así, por ejemplo: la autonomía de los centros educativos, la
calidad en la enseñanza de todos los aspectos, la
interdisciplinariedad especialmente en la educación avanzada, la utilización plena y apropiada de las nuevas tecnologías en el aprendizaje, la formación profesional después de cada uno de los niveles educativos como complemento de una sólida educación general que forme para la vida, o la educación para "aprender a ser, a hacer, a vivir y a convivir", son todas ellas parte de ese largo etcétera de numerosos intentos renovadores, cargados de frecuentes frustraciones para cuantos nos hemos dedicado a estos menesteres en nuestra vida profesional, en particular durante las últimas tres décadas.
De ahí esa cada vez más extendida inquietud en busca de un nuevo
paradigma educativo en vísperas del siglo. Ese profundo replanteamiento no puede ser acometido por el sistema educativo en su conjunto ni tampoco por niveles o modalidades no reglamentadas. La transformación profunda tiene que producirse esta vez de abajo hacia arriba, desde una reconversión total de cada uno de los centros educativos; desde un cambio de
actitudes y de
planteamientos por parte de educadores y desde el empeño responsable de cada uno de los dicentes o alumnos, es decir, de quienes son los verdaderos "
clientes" del proceso de aprendizaje, de acuerdo con
el lenguaje y la mentalidad imperantes inspirados en los principios de la economía libre o social de
mercado.
La sociedad del siglo seguramente reafirmará que aprender es la más importante fuente de riqueza y bienestar, de capacidad de competir y de cooperar en paz. En consecuencia, cada institución educativa tiene que empezar por aceptar la necesidad de transformarse en una
organización competitiva para facilitar el aprendizaje
personal y colectivo ante el siglo.
El mayor esfuerzo debe dedicarse hoy día, por tanto, al diseño de instituciones realmente capaces y deseosas de evolucionar para adaptar sus medios a las nuevas necesidades sociales e individuales con vista al futuro, desde la doble exigencia de establecer unas dimensiones adecuadas o críticas, así como un ámbito suficientemente polivalente para asegurar una
oferta integral. Tales instituciones, si persiguen con empeño una
calidad total, merecen la máxima autonomía y el mayor apoyo público y privado posible, aunque siempre dentro de un marco normativo común que asegure la máxima armonía y la mayor
eficacia.
Vivimos en un período de transición entre una sociedad industrial y una sociedad de la información. Las escuelas tal como las conocemos están diseñadas para preparar a las personas para vivir en una sociedad industrial. Los sistemas de educación preparan a las personas para ocupar un lugar en la sociedad imitando a las fábricas y oficinas de una sociedad industrial.
Diariamente, en todo el mundo, los jóvenes utilizan bicicletas, colectivos, automóviles o trenes para ir a la
escuela, exactamente lo mismo que harán más adelante para ir a trabajar. Se supone que tendrán que fichar a una hora concreta y aprenden a trabajar en los pupitres de las aulas que son exactamente iguales a las oficinas de la
industria y el
comercio. El modo en que se administra el
tiempo, en que se dividen las asignaturas para su estudio y en que se organizan las escuelas como burocracias son anticipaciones de la vida después de la escuela. Cuando suena el timbre al finalizar el día escolar, los alumnos salen corriendo para trasladarse a casa, exactamente igual a lo que hacen los trabajadores de las fábricas y oficinas aproximadamente una hora más tarde.
Una sociedad industrial depende del
movimiento físico de las personas y los
bienes, de manera que la infraestructura tecnológica fundamental es el ferrocarril, las rutas, el mar y el
transporte aéreo. La infraestructura tecnológica fundamental de una sociedad de la información es sin embargo, la red de telecomunicaciones. Para preparar a las personas para vivir en una sociedad de la información, se necesita un sistema educativo que se base en las telecomunicaciones y no en el transporte.
Hoy en día, si se quiere hablar con alguien que no se encuentra presente, tenemos dos elecciones que representan las diferentes formas de hacer las cosas en una sociedad industrial y en una sociedad de la información: ir a verlo o llamarlo por teléfono. Utilizar una red de transporte o una red telefónica.
Es raro tener una elección similar en educación. Si se tiene que asistir a una clase hay que viajar hasta el aula. La educación precisa una alternativa. Alumnos y maestros deberían poder tener la opción de reunirse para la instrucción por medio de las telecomunicaciones o del transporte".
Esta es precisamente la
lógica subyacente al desarrollo de propuestas educativas en Internet: las nuevas tecnologías presentan a priori una posibilidad de elección entre la educación presencial y la educación virtual.